Beato Adilio Daronch.
Querido beato Adílio Daronch: A los pies del castillo medieval, en el término municipal de Atzúbia (la Marina Alta) se halla Forna, pequeño pueblo de color albino sobre cuyas paredes la vegetación ha pintado trazos verdes. En uno de los bares tomo un refresco. Un sacerdote desciende de su auto, acompañado por dos monaguillos y una monaguilla. Entran en la iglesia. Respirando a través de la mascarilla, las letras pintan de azul la blanca cuartilla. Un matrimonio alemán conversa. Brasil, 1890, Sebastiano Daronch y Francesca Schena, con sus hijos, desembarcan en Río de Janeiro, buscando un futuro para su prole, negado por Europa. Uno de ellos Pietro trabajará como aprendiz de zapatero en Dona Francisca. Allí contraerá matrimonio con Judithe Segabinazzi, fabricando el nido donde nacerás en 1908. Años después os trasladáis a Fundo y posteriormente a Nonoal. La mal llamada “gripe española” de 1918 asola la humanidad y quienes regentan una farmacia auxilian con sus medicinas a quien